Sierra Capelada

Sierra Capelada


Un paseo a pie por la sierra de A Capelada  debe estar  en la agenda de todo aquel que visite Cedeira. De esta manera el  caminante podrá tener la ocasión de disfrutar de la fauna que habita  en la zona. Lo más visible y fotografiado es el ganado: vacas y caballos, muchos de ellos de Pura Raza Galega que, sin ser salvajes, pacen en una  libertad controlada por los montes y pastos de la sierra. Desde los miradores de los acantilados se pueden ver  rebaños de cabras, algunas con una cornamenta impresionante, que son descendientes, en cierto modo asilvestrados, de los grandes rebaños domésticos que hace décadas pastoreaban por la sierra.
La fauna silvestre es algo más difícil de ver, pero estando atentos  y caminando con sigilo es frecuente observar jabalíes hozando la tierra en busca de comida, tanto un viejo macho solitario como grandes grupos de hembras con sus crías. Otros que tenemos posibilidades de encontrarnos son los corzos, de la familia de los ciervos pero mucho más pequeños, también abundan por A Capelada. Pasan el día en la espesura de los bosques perfectamente camuflados, pero al alba  y en la puesta de sol salen a los claros con hierba próximos  donde se alimentan, huyendo de nuevo al bosque si detectan algún peligro.
Los zorros, con su espesa cola, son relativamente fáciles de ver entre los pinos o por los amplios pastizales de las zonas altas, corriendo entre el ganado mientras buscan comida a primera y última hora del día; en los bordes de algunos caminos podemos ver sus madrigueras, que son unos túneles cavados en la tierra, normalmente con varias entradas y salidas, muy similares a las de otro habitante de la sierra: el tejón, es más esquivo que todos los anteriores y es más difícil verlo, por sus costumbres y horarios, con su característico pelaje a rayas blancas y negras, se mueve con aparente torpeza por las noches removiendo el suelo buscando pequeños alimentos y frutos para alimentarse.
La jineta, de color gris moteado y cola anillada es abundante en la sierra, pero solo un golpe de suerte permitirá al visitante verla pues además de tener hábitos nocturnos es muy esquiva y se camufla muy bien. Lo mismo que las martas y comadrejas, pequeños mamíferos carnívoros, que   evitan el contacto con los humanos.
En las zonas arboladas, sobre todo de pinos,  es fácil ver ardillas, con sus movimientos fugaces saltando de rama en rama, y en las mismas zonas oiremos (y si hay suerte veremos) a los pájaros carpinteros picando en los troncos produciendo su peculiar sonido.
Las aves tienen en toda la costa Ártabra una vital importancia, son muchas y varían según la época del año las especies que podemos observar. En los acantilados de la Garita de Herbeira puede verse habitualmente el halcón peregrino en sus espectaculares maniobras de caza. En las planicies altas de los pastizales, donde está despejado, es habitual que entre finales de la primavera y principios del verano se puedan ver bandos de buitres leonados llegados de las sierras más al este de Galicia y Asturias en busca de carroña de la que alimentarse. Más pequeño y habitante todo el año es lo que aquí llamamos buxato, el ratonero, un ave rapaz de tamaño mediano que es fácil ver apostada en lugares altos vigilando el suelo.
Anímense, disfruten A Capelada.

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